Lo que nos encontramos ya metidos en harina, fue un río con bastante caudal que ha excavado una preciosa foz en la dura cuarcita asturiana y que nunca había sido descendida deportivamente.
Y lo que mas fielmente nos constata lo salvaje del lugar son estas recientes huellas de oso que nos encontramos en la parte finan del barranco, lo que nos hizo comprender, porque ese agujero en la roca que habíamos visto en la mitad del barranco olia tan mal, ostia!! que habíamos pasado delante de una osera y no nos habíamos dado ni cuenta, menos mal que no estaba el inquilino.
Dado lo delicado del lugar, he decidido no dar datos de la ubicación del barranco, ya que tenemos que ser nosotros mismos los que nos tenemos que auto regular en nuestra actividad y reconocer antes de que otros nos lo prohíban, esos lugares que realmente necesitan de una especial protección, aun cuando como es el caso, estos lugares no estén protegidos por ninguna normativa especifica, como seria el caso del cercano parque de Somiedo, normativas que en todos los espacios protegidos de Asturias prohiben nuestro deporte pero sin embargo permiten la caza y la expoliación turística de todos los recursos naturales que supuestamente se intenta proteger.
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El barranco visto desde la carretera de aproximaciónEl barranco esta compuesto por 6 rapeles y múltiples destrepes.
"Sendero" de regreso